domingo, 17 de mayo de 2009

EL CAZADOR DE ESTRELLAS. Una historia deliciosa y bien contada que enseña a escuchar a los demás y a nosotros mismos


El cazador de estrellas

Crítica / Reseña en ABC. Marzo de 2004.

Algunos libros entran en nuestra vida por la puerta de atrás. Sucede igual que con algunas personas y, como ellas, terminan por ocupar un rincón especial en nuestras bibliotecas y nuestros corazones. Se cuelan con la primera página sin que uno apenas lo note, de puntillas, y empiezan a despertar nuestro interés con cada nueva palabra, capítulo a capítulo, personaje a personaje, hasta regalarnos una historia redonda y sencilla como la que narra Ricardo Gómez en «El cazador de estrellas» (Edelvives).

Aprender a escuchar

Bachir está enfermo. A sus doce años, la vida en el campamento de refugiados saharauis no es precisamente ni redonda ni sencilla, pero en su historia todo encaja de forma natural cuando conoce a Jamida, un anciano mitad sabio, mitad guerrero que enseña a Bachir a escuchar más allá de los sonidos que llegan hasta su tienda de campaña. Jamida despierta en el niño el deseo de saber, de aprender la historia de su pueblo y el nombre de las estrellas que brillan sobre el desierto en el que vive desterrada su familia y su pueblo.

Desde el lecho en el que permanece tumbado, Bachir empieza a ver el mundo de forma diferente, un mundo que no sólo gira en torno a él por estar enfermo y que encierra otros muchos mundos, lejanos y desconocidos, como la nieve. Pero quizá la lección más importante que aprende Bachir en sus nocturnas conversaciones con Jamida es la de escuchar a los demás aunque sus palabras nos duelan y, sobre todo, la de escucharnos a nosotros mismos.

Lucía Donrronsoro

viernes, 1 de mayo de 2009

«El Príncipe de la niebla», un anticipo de «La Sombra del viento» y «El juego del ángel».


A buen seguro que Carlos Ruiz Safón cuando escribió El príncipe de la niebla, allá por el año 1993, estaba lejos de sospechar que había dado vida a un personaje que le traería tantos elogios una década después con sus dos afamadas novelas La sombra del viento (2001) y El juego del ángel (2008), dos auténticos best-seller de la novelística actual; basta echar un vistazo a las listas de ventas de libros de los últimos años para comprobar la presencia en sus primeros puestos de alguna de estas dos novelas.


El Príncipe de la niebla fue publicada por la editorial Edebé en ese año 1993, avalada por su reconocimiento como «mejor novela juvenil». Ruiz Safón se mostraba ya en esta obra como un consumado maestro de la narrativa, tanto en su manejo de la trama, la intriga o la caracterización de los personajes. Si bien su publicación estaba orientada inicialmente a un público juvenil, la novela reunía ingredientes suficientes para llegar a un sector más amplio de lectores; de hecho, la editorial Planeta, consciente de estas circunstancias, y del “tirón” de su autor, ha hecho diversas publicaciones de este título, bajo formatos comerciales orientados al gran público.


Se podría decir que parte de la riqueza de esta obra estriba en la conjunción de elementos característicos de distintos géneros novelísticos: fantasía, intriga, miedo, amor, aventura… Es un título que se ha venido trabajando desde hace bastantes años con escolares de entre 14 y 17 años, que suele enganchar a muchos alumnos que se confiesan “no lectores”.

«El Príncipe de la niebla», Carlos Ruiz Safón